Thursday 25 July 2013

Okanagan, el camino amarillo.

Bien dicen, el destino no es nada, el camino lo es todo. Y eso me quedó muy claro mientras nos dirigíamos hacia Osoyoos, nuestro destino final. Mientras las montañas y el cielo azul nos adornaban las casi 5 horas de camino, Keremeos nos recibió, con un montón de cerezas y duraznos.

Mas adelante un pueblo minero el cual me pareció más que encantador, con muchas antigüedades, rótulos originales y una que otra leyenda fantasma.






















No comments:

Post a Comment